Fantasía contra el dolor (postcast #11) - Eva Domínguez

16.3.23

Fantasía contra el dolor (postcast #11)
Esto es una transcripción del podcast. Podrás encontrar todos los episodios en las siguientes plataformas:

 



¿Sabes que es la tripanofobia, o la pelonefobia, o la hematofobia? Esta última es más fácil ¿verdad? Ahora te lo digo.

Antes te quiero contar una historia personal para que veas qué relación pueden tener estas fobias con la realidad virtual y las historias inmersivas. 

Cuando yo era pequeña me daban pánico las agujas y las inyecciones, como a tantos niños y niñas. Vivía el momento de ponerme una vacuna o de que me hicieran una analítica con terror. Estaba tan asustada y rígida que las inyecciones me dolían aún más. 

Era una tragedia griega. Tanto es así que todavía hoy cada vez que me hago una analítica de sangre, giro la cara al lado contrario porque no puedo ver ni la aguja ni la sangre.

¿Por qué te cuento todo esto? Porque si de niña me hubieran puesto unas gafas de realidad virtual y hubiera entrado en un mundo fantasioso mientras me ponían la inyección, me hubiera olvidado de mi cuerpo y apenas hubiera notado el pinchazo. Pues bien, esto hoy es una posibilidad. 

Existen diversas soluciones que utilizan la realidad virtual para aliviar las situaciones de estrés en los pacientes. En el caso que te comentaba, la realidad virtual transporta a los niños y niñas a un mundo imaginario de personajes que están librando una batalla de fantasía.

En un momento dado, uno de los personajes se acerca a ti y parece pincharte y ese pinchazo está sincronizado con el de la inyección. La historia dura apenas unos minutos pero son suficientes para convertir una experiencia potencialmente traumática en otra totalmente placentera. 



Seguramente estos pacientes no desarrollarán tripanofobia, que es fobia a las inyecciones, ni pelonefobia, fobia a las agujas, ni hematofobia, fobia a la sangre. Los juegos en realidad virtual se están utilizando para distraer a los pacientes infantiles en tratamientos hospitalarios. Y ojalá llegara a muchísimos más y hubiera menos llantos antes de los procedimientos. 

 La realidad virtual sirve para aliviar el dolor en situaciones de estrés y de dolor crónico. Tanto en menores como en adultos. Se ha demostrado en estudios que el estar inmerso en una instalación de realidad virtual reduce el estrés. 

Los pacientes se sienten sumergidos en una realidad distinta a la que están viviendo, con entornos placenteros a la vista y al oído. Los pacientes dejan de estar entre las cuatro paredes de su habitación de hospital y se sienten transportados a un espacio mucho más placentero, como puede ser un entorno natural, un bosque, una playa, con sonidos naturales, el agua, el mar, el canto de los pájaros.

En casos de dolor crónico ayuda a reducir el consumo de analgésicos. Al parecer esa escapada virtual de unos 20 minutos diarios reduce el dolor emocional y físico. Pero, además, se ha comprobado que es mucho más efectivo cuando se incluye una narrativa. 

Es decir, además de tener la sensación de estar en un lugar mejor, se incluye una voz serena que guía al paciente en su percepción. Le invita a respirar más profundamente y a poner su atención las partes del cuerpo que no están siendo tratadas. De esta forma, una persona que está en la cama o tras un postoperatorio se distrae de aquella parte del cuerpo en la que sufre el dolor. 

Esta sensación se acentúa en un entorno inmersivo porque en la que la percepción del propio cuerpo desaparece. Si no estamos representados por un personaje es como si fuéramos invisibles en ese escenario y no nos vemos de ninguna manera. 

 A menudo hablamos de la evasión con estas tecnologías inmersivas como algo inherentemente negativo. Yo creo que estas fantasías en realidad virtual demuestran que no tiene por qué ser así y que hay mucho potencial para usarlas para mejorar la vida con el poder de la narración. 

Además, sirve para constatar el poder de la mente sobre el cuerpo. 

Y con esta reflexión te dejo.