El robot de Diseny (posdcast #12) - Eva Domínguez

23.3.23

El robot de Diseny (posdcast #12)
Esto es una transcripción del podcast. Podrás encontrar todos los episodios en las siguientes plataformas:

 


¿Tenías un amigo o amiga invisible de pequeña? Yo sí. Solo la veía yo y era fantástica.

Era muy divertida y ocurrente y le podía contar todo lo que me pasaba.

Siempre estaba ahí cuando la necesitaba y podía contar con ella pasara lo que pasara a mi alrededor.

En mi caso, no era la fantasía de una niña solitaria, porque yo tengo dos hermanos con los que no me llevo mucho.

Era parte de mi universo imaginario, de las historias que me contaba a mí misma y a los demás en mi cabeza.

Los amigos imaginarios son un refugio de fantasía para muchos niños y niñas.

Les permiten expresar emociones y sentirse escuchados.

Las historias que nos contamos, igual que las que nos cuentan, nos ayudan a crecer, a expresarnos, a superar miedos, a ir descubriendo quiénes somos.

Si hay una empresa que sabe lo importante que son las emociones a la hora de contar historias es Disney.

Disney ha creado todo un imperio en torno a esa necesidad.

Y sigue expandiéndolo y adaptándose a los nuevos canales y formatos.

Por eso, si la empresa constructora de sueños más importante del planeta presenta un robot, hay que parar a escuchar porqué lo hace.


Lo presentaron en el evento South by Southwest, que se celebra en Austin, en Estados Unidos. Está dedicado al cine, medios interactivos y música.

Bien, Disney presentó a su robot Judy. Judy está programado para comportarse como una niña. Para probar cosas y aprender del error.

En la presentación le piden a Judy que de una voltereta por primera vez.

Y Judy parece que no lo va a conseguir… pero lo consigue y entonces estira los brazos hacia el ingeniero que hace la presentación, él la coge y la sube sobre sus hombros.

Se comporta con ella como si fuera un ser real, porque gracias a la Inteligencia Artificial, como estamos viendo, los diálogos con software parecen ya humanos, como comenté en el capítulo X.

En Disney están pensando en cómo hacer que estos personajes articulen historias a través de la interacción.


Yo me puedo ya imaginar que te llevas un personaje de Disney a casa con el que puedes hablar y tener conversaciones mientras juegas con él y se mueve por tu habitación.

Podría ser una Campanilla diminuta volando a tu alrededor mientras te toma el pelo. O un sheriff Woody, de Toy Story, que intenta dialogar con todos tus juguetes.

O imagino un parque temático lleno de todo tipo de seres y personajes interactuando con todos los visitantes en el tamaño y con las capacidades de sus personajes.

Pienso en qué tiene de bueno y qué puede tener de malo interactuar con robots como si fueran reales.

Sin duda, la fantasía se vuelve más vívida y personalizada. Es como si los amigos invisibles de la infancia se volvieran reales.

Por otro, pienso en el riesgo no ya de proyectar emociones reales hacia un robot, sino en que podamos llegar a comportarnos con ellos como si fueran humanos.


Y aquí vuelvo de nuevo a la psicóloga Sherry Turkle que lleva años estudiando en el MIT cómo nos afecta la tecnología.

Hace más de una década que advierte que respondemos robots como si realmente se preocuparan por nosotros y que proyectamos nuestros atributos humanos a estos artefactos.

Se mostraba preocupada porque los robots sean más fáciles de tratar que las personas y acabemos por preferirlos en nuestras relaciones.

Además, Turkle también reflexionaba sobre cómo para los niños y niñas actuales la primera interacción con el mundo es a través de la tecnología.

Contaba como su hija cuando vio por primera vez un cocodrilo real decía que no lo era porque se movía poco. Porque su referente era el cocodrilo con el que interactuaba en una pantalla.

Y la reflexión es si esta generación de niños y niñas tendrán robots que parecerán niños y niñas de cuentos e interactuaran con ellos como si fueran reales.

¿Será ese tipo de interacción la que definirá cómo esperan que los demás actúen?


Si es así, entonces espero que estos robots sean un dechado de virtudes y de supuesta empatía y la humanidad seamos capaces de estar la altura.