NUSHU, adelantado a su tiempo
"Un emprendedor se define porque tiene un vacío interior, esto no que no quiere decir que no sea feliz. Probablemente sea feliz, pero tiene un vacío realmente profundo que ha de llenar. Y a veces sólo con ideas, y no mucho más. Con eso ya sabes si es un emprendedor."
Pienso que algo de eso hay en quien se lanza en una aventura como la de NUSHU, que implica dejar la tierra firme de la seguridad económica, se tira al mar y rema sin ver tierra firme, impulsada solo por esa necesidad interior de crear.
No sabes por dónde vas a empezar, de dónde vas a sacar el dinero ni el equipo pero te impulsa una fuerza imparable que te dice que estás haciendo lo que debes hacer. La felicidad ilumina tu piel y tapa las ojeras del insomnio provocado por la incertidumbre. Ves tu proyecto con una cristalina claridad. Y poco a poco consigues hacer el primero prototipo con una ayuda europea y montar un equipo que se une a tu visión. Y llegan competiciones, exposiciones y reconocimiento. Pero el dinero se acaba.
Paras y vuelves con más energía a buscar los fondos. Y esta vez te cuelas entre los primeros destinatarios a unas ayudas a la financiación de Google, en un lista llena de medios periodísticos de toda Europa. Y con ello consigues crear el proyecto que soñabas. Con rigor, diversión, innovación y calidad. Y ahí está.
Llega una certificación de calidad de Finlandia y reorientas el modelo de negocio. El sector educativo es un sector lento y complejo que requiere de un sólido músculo para una estrategia a largo plazo. Así que NUSHU ha de descansar. Comienza una nueva etapa. NUSHU es, sin duda, un proyecto educativo. Hubiera tardado una vida en adquirir los aprendizajes profesionales y personales que este diminuto extraterrestre me ha traído. Es un bagaje muy valioso para lo que viene.