Danzar la vida - Eva Domínguez

10.10.11

Danzar la vida
De pequeña quería ser bailarina. Y, aún hoy día, en mis sueños, casi siempre bailo. Si la danza no ocupa más espacio en mi vida es porque asumí a edad temprana que bailar no era una ocupación vital, sino algo que sólo podía estar en la periferia de mi actividad cotidiana. He salido de ese error fundamental tal vez demasiado tarde para reordenar todas mis estructuras vitales. Pero suficientemente pronto para entender que la danza es una necesidad para mi mente, mi cuerpo y mi alma. Y le dedico un espacio sagrado en mi semana.

Por todo eso, ver el precioso homenaje en forma de documental que Wim Wenders hace a Pina Bausch es la constatación de todo lo que uno siente cuando danza. Es una reconciliación con uno mismo y con su ser y un lamento tardío por no haber encontrado un ángel como Pina cuando el movimiento era la manera más natural de manifestarme en este mundo.

Pina: Danzad, danzad o estamos perdidos.