Sólo quedan cinco mujeres chinas que hablen el
nu shu. Cuatro de ellas son ancianas, pero la quinta además de ser joven dedica sus energías en divulgar su conocimiento para que no se extinga. Ouyang Hongyan pone todo su empeño en que sobreviva "como ejemplo de la liberación de la mujer en el mundo". El gobierno chino lo acaba de declarar patrimonio cultural inmaterial y ha emitido un sello.