No hay vida sin pasión
La alegría nace del desafío, de correr el peligro de vivir, de hacer de la vida una experiencia.
Hay que vincular el pensar al vivir y a nuestras palabras. De manera que digamos lo que pensamos, y pensemos y hagamos lo que decimos. Un pensamiento implicado en la transformación de uno mismo es muy innovador, porque el pensamiento empieza por transformarse a sí mismo.
La intensidad es un factor determinante para la dicha. No se trata, creo, de hacer grandes cosas extravagantes, sino de cuidar los detalles de la vida, darle mucha intensidad a cada instante."
¿Se puede vivir sin pasión? Si no se puede, ¿por qué lo delegamos a factores externos? ¿no debería depender exclusivamente de nosotros?